miércoles, 30 de noviembre de 2011

Congreso EC. Esto sólo es el principio.

El XI Congreso de Escuelas Católicas acaba de terminar. ¿Acaba de terminar o acaba de empezar? Los tres días en los que 1.500 Congresistas se han reunido en el Hotel Auditórium de Madrid y en los que el seguimiento virtual a través de internet y de las redes sociales se ha disparado auguran un cambio de rumbo. Su estela va a continuar y  desde EC haremos lo posible por alimentarla. De momento, valgan unas píldoras resumen de las clarividentes intervenciones de los ponentes.

Tras la inauguración oficial tuvo lugar la ponencia de Mª Inéz Furtado, superiora general de las Hijas de Jesús, quien habló sobre el cambio de paradigma en la educación espiritual. Un cambio que pasa por asociar gestión y espiritualidad, por compartir y aprender de otros, por propiciar una educación integral e integradora y, por eso, espiritual, y por aprender de los más avanzados modelos pedagógicos.

Para ello, según Mª Inéz, es imprescindible que se cuente en los centros con educadores que vivan animados por el Espíritu de Dios y que lo expresen públicamente, y que se produzca un cambio en el “talante” de los equipos directivos, grupos gestores, etc. de tal forma que “nuestro liderazgo educacional sea un liderazgo apostólico”, dijo.

Gonzalo Alonso, ex director general de Google Latinoamérica y actual VP de Operaciones de Globant, habló de la “revolución glocal” que ha originado una comunicación horizontal en la que todos podemos ser emisores y receptores de información.

Alonso afirmó que “la educación no se debe limitar al centro, porque la información no sólo está en el aula”; en su opinión, hay que buscar nuevos instrumentos educativos, e Internet con todos sus recursos puede ser uno de ellos. Recordó además la necesidad de enseñar el buen uso de este tipo de tecnologías.

A lo largo de su intervención Alonso mostró la preocupación que siente por la educación y su pasión por la tecnología, por lo que destacó la importancia del empleo de Internet y las redes sociales dentro del aula como instrumento que ayude a cerrar la brecha existente entre alumnos y profesores, que  a menudo sufren de “pánico ante la tecnología”, al contrario que sus alumnos que suelen estar más receptivos ante los estímulos tecnológicos.

Francesc Pedró, jefe de la Oficina de Política Sectorial y TIC de la UNESCO, encargado de defender la segunda ponencia de la jornada inaugural del XI Congreso de  EC, comenzó su intervención señalando que la educación está viviendo un equilibrio inestable que no parece ser suficiente para dar salida a los retos que tiene planteados, sobre todo por la economía y la sociedad del conocimiento.

Para dar respuesta a estos retos, Pedró señaló que la educación debe experimentar un cambio que a su vez la lleve a lograr mejoras, y que este cambio pasa por una mayor autonomía escolar combinada con una evaluación externa que aumente la presión y provoque un aumento del esfuerzo. Todo, sin olvidar la equidad, el liderazgo y la financiación, que no es lo único pero sí es importante. Centrado en el liderazgo, Pedró insistió en que “no es posible avanzar sin un liderazgo asumido por todos”, un liderazgo distribuido y no restringido a la tradicional figura del director o la directora.

Para Pedró hay dos tipos de liderazgo, el administrativo, que tiene que ver con procesos de financiación, personal, recursos, etc.,  y el liderazgo instruccional, que se define por su capacidad de incidir en aspectos críticos de la educación. Lamentablemente, indicó Pedró, en términos de liderazgo instruccional España está en el lugar más bajo de todos los países de la OCDE, lo que indica que aún hay mucho camino que recorrer.

Para finalizar su intervención Pedró, siempre basándose en los resultados de los estudios internacionales, señaló que en tiempos de crisis debemos agudizar el ingenio y utilizar el dinero de una manera diferente.

Marc Prensky, escritor, consultor y CEO de Games2train, fue el encargado de impartir la primera ponencia de la jornada del viernes día 25 del XI Congreso de Escuelas Católicas. En ella, Prensky quiso ofrecer una serie de pistas para que los educadores tengan nuevas perspectivas, ideas innovadoras y una pedagogía mejorada que les ayude a afrontar la nueva forma de educar que necesitan los alumnos de hoy en una época de volatilidad, incertidumbre, caos y ambigüedad.

El cambio que estamos viviendo es rápido, señaló Prensky, pero aún lo será más, y mientras los alumnos de hoy han nacido con la idea de cambio rápido, nosotros le tenemos miedo. Debemos perderlo, continuó, y motivar a los alumnos, inculcarles el amor por aprender, avanzar hacia el futuro sin olvidar el pasado, aprender a usar la tecnología de forma eficaz en la práctica docente, y tratar de mejorar.

Según Prensky, para enseñar hoy, la vieja fórmula aburre. La mejor fórmula: alumnos aprendiendo por su cuenta con nuestro entrenamiento y orientación. Este debería ser el compromiso. La enseñanza del siglo XXI es un paso del conferenciante, controlador y soberano, al socio, al guía, al entrenador. Tenemos muchas cosas para enseñar, pero los maestros también necesitan convertirse en herramientas de este siglo.

Para finalizar, Prensky dirigió un panel de 10 alumnos de centros de Escuelas Católicas que le ha permitido corroborar sus teorías sobre el aprendizaje de la nueva era atendiendo a sus pasiones, inquietudes y necesidades.

La Madre Montserrat del Pozo, directora del Colegio Montserrat de Barcelona, explicó la experiencia que han tenido en su colegio, donde han sido capaces de ser conscientes de la importancia del liderazgo institucional apostando por un determinado modelo pedagógico basado en la estimulación temprana, las inteligencias múltiples y el aprendizaje cooperativo. En su opinión, estamos en tiempo de mutación, que pasa por pensar hacia dónde queremos ir, por apostar por trabajar de forma conjunta y por hacer que sean nuestros alumnos los que generen el cambio. “El cambio hoy está en el descubrimiento de qué sé que no sé”, dijo.

A juicio de Montserrat del Pozo, ese cambio tiene que vencer el miedo profundo y personal a superar un modelo adquirido; ser inspirador para los alumnos; implicar a toda la comunidad educativa; tener como protagonista al alumno; y, lo más importante, no olvidar que en las escuelas católicas nuestra misión es evangelizar. “Que en ese motor de cambio sepamos decir a nuestros alumnos que Cristo ha resucitado”, dijo.

Para Montserrat del Pozo en estos momentos estamos ante un aprendizaje 3.0 en el que las fuerzas del cambio son los avances neurológicos que nos van a decir cómo tenemos que enseñar; la globalización; el pensamiento de diseño para que nuestros profesores puedan innovar; y un perfil de aprendizaje que nos permita descubrir las necesidades de los alumnos. “Para mí el aprendizaje 3.0 es la competencia global, que los alumnos sean competentes a nivel global. Que sean capaces de llegar a la acción”, señaló. En este aprendizaje será fundamental la implicación de las familias, un profesorado capaz de preparar a sus alumnos para que investiguen seriamente, sean audaces, íntegros, con pensamiento crítico y creativo; y donde todo el colegio sea ámbito de aprendizaje, no sólo las aulas.

Chistopher Day, profesor emérito de Ciencias Sociales en la Universidad de Nottingham, reflexionó sobre el liderazgo en la escuela y las vías para alcanzarlo. En opinión de Day, una escuela perfecta es aquella que lucha por conseguir lo mejor para sí misma, en la que se producen “desacuerdos” que gracias al diálogo llevan a la “armonía”, y en la que el director toma conciencia de la necesidad de trabajar dentro y fuera del centro, manteniendo contacto con el entorno escolar.

Para Day, conseguir el liderazgo exige un cambio, para el que se necesita energía y esfuerzo extra, valentía, pasión y resiliencia, y lograrlo es una tarea de “todos”. El profesor propuso como acciones para alcanzar el liderazgo: la creación de un plan de mejora de la escuela, la preparación del personal para labores de liderazgo, construir capacidad de aprendizaje, contar con expertos externos, debatir, no subestimar las capacidades de ningún alumno y creer en el compromiso educativo.

En el trabajo hacia el liderazgo los directores deben ser, según Day, “cercanos, buenos comunicadores y deben saber escuchar”. Tienen la “responsabilidad final”, la implantación y seguimiento de todo el proceso con ayuda interna y externa de personas relacionadas con la institución que compartan la misión de la mejora de la escuela, a través de programas basados en el liderazgo, teniendo en cuenta las necesidades del profesorado. Además deben impulsar que los profesores no se aíslen, sino que compartan experiencias con otros docentes y así “abandonar la cultura de la privacidad”, nunca trabajando solos, sino compartiendo “la carga, la alegría y los desafíos”.

“La escuela católica en el mundo, retos y estrategias”, fue el título elegido para la mesa redonda que tuvo lugar durante la segunda jornada del XI Congreso de Escuelas Católicas, en la que han intervenido representantes de la escuela católica de todo el mundo: Etienne Verhack, secretario general de la CEEC (Comité Europeo de la Educación Católica); Roderick Salazar, secretario general de la OIEC-Asia (Oficina Internacional de la Educación Católica de Asia); José Leonardo Rincón, secretario general de la CIEC (Confederación Interamericana de Educación Católica); y Ángel Astorgano, secretario general de la OIEC (Oficina Internacional de la Educación Católica).

Al iniciar la ronda de intervenciones todos coincidieron en señalar que la escuela católica goza, en términos generales, y pese a las dificultades, de muy buena salud. Para Ángel Astorgano esa buena salud se tiene gracias al coraje de una escuela que debe enfrentarse a dificultades muy serias en buena parte del mundo y a la ilusión y la pasión que emociona y que nace de personas con vocación de dar la vida por la educación.

Al señalar debilidades y amenazas de la escuela católica, y aún reconociendo que en cada zona hay que insistir en un aspecto diferente, todos los componentes de la mesa insistieron en que la escuela católica no comunica bien su verdadera vocación y acción. Tenemos un 90% por ciento de muchachos no cristianos y/o desfavorecidos en nuestras aulas, sobre todo el África y Asia, pero también en América y en Europa. Etienne Verhack recordó que la escuela católica acoge inmigrantes por vocación y que así debe seguir siendo; “nuestra identidad durante siglos ha sido nuestro compromiso para el pobre, para el disminuido, para los que se quedan atrás”.

La mesa redonda también abordó, como no podía ser de otra manera, el eje central del Congreso, el cambio, y en este sentido Leonardo Rincón apuntó que a veces nos diluimos, nos mimetizamos con los demás y perdemos lo que nos caracteriza. Para evitarlo, continuó, debemos “combinar la fidelidad a Cristo con la creatividad para afrontar los retos”.

En el capítulo de las oportunidades de la escuela católica destacó la intervención de Roderick Salazar, para el que la gran oportunidad es que además de ser avanzados en la educación que ofertamos, en tecnología, etc., Dios tiene que ser una presencia real y tiene que estar en todo lo que vivimos en la escuela. Salazar concluyó que el enemigo está dentro y fuera de la escuela católica pero que del mismo modo Dios también está dentro y fuera y es más fuerte que el enemigo. “No nos quejemos de las amenazas, no estamos solos, lo dice Jesús, y eso nos da la fortaleza”.

Pilar Jericó compartió con los asistentes una interesante reflexión sobre liderazgo organizativo desde la perspectiva emocional, en la que expuso las claves necesarias para lograr el liderazgo en las escuelas y en nosotros mismos. Comenzó su intervención afirmando que en este tiempo de cambio es momento de “reinventar valores” y decidir si queremos ser “líderes”, para poder influir positivamente en nuestros centros, o si preferimos ser “víctimas” y creer que somos incapaces de lograrlo. La apuesta por el liderazgo supone “reconocer la necesidad de transmitir lo mejor de sí mismo al equipo” y trabajar de forma conjunta y cercana, basándonos en la confianza, que anula los miedos que nos produce pensar en el cambio.

En opinión de Jericó, el desarrollo del liderazgo es un recorrido con varios pasos: comienza con la “llamada a la aventura”, a afrontar el desafío dando lo mejor de nosotros mismos; continúa con la fase de negación, que debemos superar decidiendo vivir como protagonista-héroe o como víctima; le sigue la fase de los miedos, presentes en todo proceso de cambio, que surgen ante la idea de “perder algo” que tenemos; después llega el desierto o frustración que nos conecta con la humildad; posteriormente se consigue la nueva realidad, y con ella el esperado “fin de la aventura”.

Jericó finalizó su intervención aportando una serie de consejos para reforzar el diálogo: soñar y escoger; poner pasión en nuestra misión; aprender y crear nuevos hábitos; transformar las emociones; ser un referente en el equipo; poder personal para saltar las barreras; y fomentar el compromiso y los valores.

Monseñor Tobin, último ponente en intervenir, señaló que la escuela católica está llamada a una renovación constante y valiente, para lo que se hace necesario que sepa definirse, que sepa comprender el cambio e intervenir en él.

Este cambio, en opinión del Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, implica cuatro desafíos educativos: volver a los orígenes de los diferentes carismas fundacionales; trabajar en colaboración para que “la Iglesia sea casa y escuela de comunión”; buscar el encuentro entre Evangelio y cultura, entre fe-cultura y vida; y recuperar la escuela llamada por el humanismo, en el que el maestro sea mediador, facilitador de los procesos fundamentales que iluminan lo humano, así como del encuentro entre alumno y comunidad.

Por otra parte, hizo también una reflexión sobre el futuro de la Iglesia, un futuro que ve fuertemente laical y que tiene que servir para preguntarse por el contenido de la vida religiosa. Religiosos y laicos en misión compartida, con una metodología basada en la confianza mutua, y que propicie una escuela que siga el rumbo por el que camina el mundo.

@victoriamsegura

jueves, 24 de noviembre de 2011

La raíz de la escuela católica

 A propósito de Mª Inéz Furtado

Vivimos tiempos de cambios. Nadie lo duda. Cuando nos decidimos a asumir esos cambios resulta que la técnica ya ha cambiado y nos encontramos normalmente a remolque de la actualidad. A veces, la velocidad es tan rápida que no podemos ni interiorizar los mismos cambios. Pero… ¿cambia tanto la educación? ¿Y en la escuela católica? ¿Qué tipo de educación ofertamos? Hagámonos esta pregunta con sinceridad. ¿Qué ofrece la escuela católica que la identifique como lo que es? En este momento es cuando todos acudimos al ideario de cada centro, al modo propio de educar de cada institución religiosa… Modos realmente enérgicos pero que a veces, por rutinas o falta de esperanza, se quedan en la letra.

Porque la escuela católica no se debería de caracterizar por ser una escuela concertada. No no no. Ni tampoco porque da una buena educación reglada a sus alumnos, algo bien importante y que está en la raíz misma de cualquier escuela. Pues tampoco, esto no es lo primero, es consecuencia. Lo que caracteriza a la escuela católica es que enseña a la persona a descubrir a Jesucristo y le abre a relaciones de fraternidad con los demás en sociedad, en Iglesia. Si la escuela católica no se caracteriza por esto es que está perdiendo su ser más profundo, es que está renunciando a ser lo que es, es que está escondiendo sus raíces.

A lo mejor es que con tantos cambios nos estamos equivocando de dirección y tenemos el timón un tanto a la deriva. Pero siempre es la hora del cambio. Volvamos a nuestras raíces, las que nos configuran y dan sentido. Y a partir de ahí surgirán las mejores competencias pedagógicas, comunicativas, emocionales y de gestión. Pero sin olvidar lo importante: poner a la persona en relación con Jesús y los demás.
@silviarozas

miércoles, 23 de noviembre de 2011

El directivo twitter

A propósito de Gonzalo Alonso

Empiezo a escribir este post mientras espero en el aeropuerto la llegada de Gonzalo Alonso, la víspera del congreso de Escuelas Católicas. Gonzalo es famoso por haber sido directivo de Google, empresa que pasa por ser el modelo del directivo del futuro. Lo que pasa es que en Google hablar de futuro es hablar de presente.
Ahora que triunfa la película “Cómo acabar con tu jefe”, quiero hablar del “jefe twitter”, frente al “jefe cavernícola”, el “nuevo jefe”, frente al “jefe viejo”. Por eso, a este nuevo jefe le he llamado “el directivo twitter”. Donde twitter no me interesa de forma literal, sino como metáfora.
Cómo es el jefe twitter: es el que hablando 1 vez, con 140 caracteres, es capaz de generar 14 conversaciones, que provocan la participación de 140 personas. En la empresa inteligente, el jefe nuevo es el que hablando poco, hace hablar mucho.
Esta es la matemática del jefe inteligente. Una matemática basada en la horizontalidad, donde las estructuras se simplifican en aras de quién tiene las ideas, no de quién tiene los cargos. Aquí es donde entran las dos principales intuiciones de Gonzalo Alonso en su libro “La revolución horizontal”: La primera, es que las organizaciones inteligentes cada vez son más horizontales. La segunda, es que la forma más inteligente de crear trama en una organización es hacerlo desde una trama semántica.
No se puede entender la revolución horizontal sin la revolución semántica. Pedir la participación sin un porqué es un sinsentido. Como lo es elaborar el sentido de una organización sin la participación.
Los modos de organización verticales están dando paso a modelos de liberazgo, de gobierno, de trabajo y de toma de decisiones, de tipo horizontal, participativo y colaborativo, como mejor forma de fortalecer la identidad e implicación institucional.
¿Qué hace el líder "twitter"? El líder twitter es ultrarrápido, breve, ágil, valiente, asertivo. Nunca actúa solo, nunca decide solo, sino con toda su red de contactos, lo hace con extrema rapidez. Sabe que una buena decisión, tomada tarde se convierte en una nefasta decisión. Su capacidad de reflexión, muy superior a la del jefe reflexivo y ensimismado, se alimenta de su capacidad multiperspecivista, de su agudeza en la mirada, de su sensibilidad para la aceptación empatía de los demás. Su neurona es superior porque funciona como una macroneurona colectiva, siendo su objetivo la sincronía, con decisiones que se toman al mismo tiempo en que surge la noticia.
El jefe inteligente construye organizaciones inteligentes mediante un método: el cooperativo. Este es el método que nos está permitiendo que congregaciones grandes y pequeñas, con muchos o muchísimos colegios, elaboren proyectos con estructuras horizontales, que consiguen sentido de pertenencia mediante la participación, que toman conciencia compartiendo, que fortalecen la institucional debilitando los cargos y estructuras. Este fin de semana he empezado el proceso de elaboración del PEI (Proyecto Educativo Institucional) con las Religiosas de María Inmaculada. Si no hubiésemos empleado un método colaborativo, lo que hemos hecho en tres días hubiésemos tardado tres semanas en terminarlo.
La experiencia con el PEI me lleva a concluir que la revolución semántica-horizontal no es una utopía. Ya está teniendo lugar en nuestras propias organizaciones.
Nos vemos por twitter y por nuestros blogs para seguir conversando sobre los grandes cambios twitter, matemáticos, ergonómicos, arquitectónicos, metafísicos, gramaticales, retóricos y poéticos en nuestros directivos y organizaciones.
José María Bautista

martes, 22 de noviembre de 2011

Para no perder el tren del cambio pedagógico ven al CongresoEC2011

No es necesario resaltar la rapidez y vertiginosidad con que se están produciendo cambios a nuestro alrededor. Lo sentimos todos, hasta los más recalcitrantes a admitir que lo nuevo alberga en sí algo bueno. Tan es así que podemos atrevernos a decir que el presente “es ayer”, que lo que esperábamos ya pasó y que antes de prepararnos para recibir algo nuevo, ese algo ya está sucediendo. “El camino también desaparece mientras lo pienso, mientras lo digo”, afirmaba Octavio Paz hace ya unos años, cuando todavía no teníamos conciencia de que la rapidez era tan arrolladora. Posiblemente es que siempre ha sido así.

Pensamos que a lo largo de los siglos han sido muy lentos los cambios significativos que han provocado la evolución de la historia y de la humanidad, pero seguramente no ha sido así, sino sorprendentemente rápidos. De la tradición oral a la escritura, del pergamino  a  la  imprenta, del privilegio de clase a la generalización de la educación y a la difusión del saber… ¡Qué poco espacio de tiempo ha transcurrido! Ante el cambio, siempre sorprendente, la respuesta del ser humano ha sido positiva gracias a la intuición de los visionarios más atrevidos (sobreviven los que se adaptan mejor al cambio –avisó Darwin) y aún a la más tímida participación de los prudentes o temerosos. Todos ellos nos han preparado para responder hoy al reto sorprendente exigido por la evolución tecnológica, la que nos permite acceder a la información y la comunicación a una velocidad que admira, atrae y al tiempo produce temor.

Posiblemente nadie sabe dónde nos lleva este tren del cambio tecnológico que  tenemos que coger prácticamente en marcha, porque somos maestros, y nuestros alumnos hace ya tiempo que cogieron ese tren y van cómodamente sentados, mientras nosotros todavía nos sujetamos con dificultad colgando de sus puertas, a riesgo de caernos. Y resulta que estos chavales que van en el vagón de primera de la tecnología esperan de nosotros, sus maestros, que seamos para ellos un despertador de intereses y de motivación que les ayude y motive a buscar, investigar, crear, … Guía y acompañamiento para salir de sí mismos, de nosotros mismos y contribuir juntos a una realidad mejor de humanidad y futuro.

¿Y para eso es necesario superar nuestro analfabetismo digital, “dominar” esa vorágine de blogs, twitter, ordenadores, webinar, escuela 2.0, etc.?. Pero, ¿cómo si hasta nos asusta?. Lo que es cierto es que estas herramientas  están provocando un cambio en el entorno inimaginable hasta hace muy poco, y como tu misión y mi misión en la escuela es la de preparar a los chicos que tenemos en ella para vivir en ese entorno, tu aula y la mía tienen que cambiar para prepararles del mejor modo para vivir en su propia realidad.

Pero no te asustes. Acércate por el XI Congreso de Escuelas Católicas en este mes de noviembre. Verás y aprenderás que el liderazgo educativo, el que te corresponde como maestro, no es imposible para ti. Que tú estás llamado también a hacer posible una escuela distinta, más preparada, más actual. Ven y lo verás. Escucharás a expertos,  adquirirás conocimientos, descubrirás visiones nuevas, compartirás otras, disfrutarás de una cita educativa cuestionadora y relevante.
Sonia Ramos

lunes, 21 de noviembre de 2011

Algunos apuntes sobre innovación

Llevo algún tiempo leyendo, estudiando y reflexionando sobre el cambio educativo y la innovación, viendo que hay muchas palabras escritas sobre ello, pero pocas acciones concretas que lo hagan realidad. He llegado a la conclusión de que no hay recetas, sino ingredientes. El resultado final, sólo puede depender de cada uno de nosotros.
Cuando se piensa en innovación, siempre está presente el tema de la tecnología, no por ser la única fuente de innovación sino por ser la que más ha impactado en nuestra sociedad actual. Pero aquí tampoco hablaré de tic ni de tac[1]. Porque hoy es este un tema innovador, pero ¿y mañana?
Estamos tan acostumbrados a la presencia del cambio que rara vez nos paramos a pensar qué significa realmente y cómo afecta a lo que hacemos. Una cosa es conocer los factores y las situaciones que causan el cambio, o que lo impiden, y otra muy distinta es saber qué hacer con ese conocimiento.
A pesar de nuestros idearios, de todo lo que recogen nuestros proyectos educativos, corremos el serio riesgo de que nuestra escuela quede desfasada en un mundo en cambio continuo y acelerado. El conocimiento científico se multiplica cada pocos años, por lo que la escuela no puede seguir enseñando de forma perenne casi los mismos saberes y del mismo modo que a principios del siglo pasado. La sociedad se ha transformado de forma profunda en todos sus ámbitos constitutivos y la escuela ha de responder de la mejor manera posible a estas nuevas demandas y desafíos.

En mi opinión, el dilema no es si innovar o no innovar. La innovación es un cambio necesario que se produce porque la sociedad cambia, las organizaciones cambian y las personas, sus relaciones y sus acciones y resultados necesitan cambiar (Gairín, 2001). El reto hoy, es cómo hacemos para innovar más rápido y sistemáticamente sin perder nuestra esencia y perspectiva. De acuerdo con mi experiencia, la mayoría innovamos “al chispazo”. Es decir, la innovación es prácticamente un acto al azar, una chispa que salta de vez en cuando en la mente de ciertas personas. Si estas personas se van, la innovación desaparece. Es decir la innovación no es una capacidad que se gestiona y sistematiza.

El reconocimiento de las transformaciones permanentes a las que están sometidas las organizaciones, plantea la posibilidad de que esas transformaciones puedan ser previstas y planificadas, y ser el vehículo más adecuado para mejorar; surge así la conveniencia de establecer un desarrollo racional de las organizaciones y convertirlas en organizaciones que aprenden. El desarrollo organizativo debe facilitar generar una capacidad de respuesta al cambio que le permita sobrevivir con eficacia ante las nuevas realidades.

La innovación educativa, curricular u organizativa se puede plantear  así como una constante búsqueda de respuestas a la pregunta sobre qué cambios son necesarios y deseables que tengan para nuestros colegios en la sociedad del conocimiento, en relación al aprendizaje permanente a lo largo de toda la vida, de la globalización y sostenibilidad, de los derechos humanos, de la multiculturalidad, de la integración de personas y pueblos, del reconocimiento de la diversidad, de la cohesión local, nacional e internacional, del uso de las nuevas tecnologías en educación, etc.

Se dice que progreso es cambio, pero cambio respetuoso que integre el pasado, si queremos ganar la batalla del futuro. Todo ello nos lleva a no desear cualquier “cambio”, sino un cambio basado en la calidad, la equidad y la inclusión. Para ello, para la implantación de este cambio, es necesario que exista una estrategia clara, basada en el aprendizaje.

Debemos dejar de pensar que la innovación es algo esotérico, abstracto y dificil de implementar. Existen procesos, herramientas y prácticas para que las organizaciones puedan innovar sistemáticamente y hacer de la innovación parte del trabajo de cada uno de sus colaboradores. Lo único que hay que tener para innovar es la voluntad para ponerla en práctica.

Para ello es necesario organizar bien el proceso. Es necesario que reformulemos nuestro carácter propio, hacer que sea la columna central, señalando unas líneas clave, estratégicas y crear un escenario propicio para esta transformación, para esta innovación que los tiempos nos demandan, pero sin perder nuestra propia identidad.
   
@marmarmur - Mar Martín Murga (Equipo de Titularidad Compañía de María)

[1] TIC (Tecnología de la información y comunicación) y TAC (Tecnología aplicada al conocimiento)

sábado, 19 de noviembre de 2011

Los profesores #inprendedores se suman al #motordelcambio

No es una novedad que la mayoría de nuestros alumnos se aburren en clase, están desmotivados, han perdido interés, sufren las consecuencias un sistema educativo obsoleto.
¿Cómo devolvemos la ilusión y las ganas de aprender? ¿cómo potenciamos la creatividad de nuestro alumnado? ¿qué debemos enseñar? ¿cómo debemos hacerlo? Ken Robinson - @SirKenRobinson  nos da una serie de pistas acerca del cambio de paradigmas en la Educación.



La escuela no puede quedarse al margen de un mundo global y conectado. En estos momentos de cambio las nuevas tecnologías juegan un papel esencial, son herramientas muy motivadoras, facilitan el acceso a la información, rompen los muros del aula, permiten desarrollar proyectos colaborativos y conectan nuestros centros. Los docentes tenemos la oportunidad de actuar, de abrir las aulas, de cambiar nuestra metodología para mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje, de trabajar por proyectos, de innovar, de rediseñar los métodos de evaluación. Hay muchos profesores que son #motordelcambio, están hackeando el sistema educativo desde abajo. Tíscar Lara - @tiscar, en el capítulo 14 del libro INprendedores, describe las características de los docentes que están INprendiendo en el mundo educativo.

César Poyatos

miércoles, 16 de noviembre de 2011

El #liderazgoeducativo que arranca el motor del cambio

Las noticias se suceden en periódicos y telediarios agolpando los titulares en nuestra mente. La Navidad está cerca, el frío congestiona las calles y una mañana de invierno al calor de la lectura en la cafetería, en el despacho o en su sofá preferido, entre crisis, eurozona y loterías, encuentra el siguiente breve apocopado por los Managements, Marketings, pulls y tractores: “Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Mucho frío. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito”. Le concedo una pausa de 30 segundos para formular una respuesta antes de continuar la lectura: ¿está interesado? Un simple “sí” o “no” son suficientes. Piénselo bien porque de este breve pero impactante anuncio han nacido las principales teorías modernas del liderazgo como motor de cambio.

Larga es la huella investigadora sobre liderazgo, gestión de personas y crecimiento institucional y mucho más largo el sendero editorial que inunda de publicaciones las librerías y quioscos virtuales y reales del siglo XXI. Sin embargo, si quisiéramos buscar una fecha de bautismo a los estudios modernos del liderazgo, la partida de nacimiento está clara, el 8 de agosto de 1914.

En los albores del comienzo de un nuevo siglo, 28 hombres dijeron que sí al anuncio que abre este artículo y que había publicado Ernest Shackleton meses antes. Shackleton fue un explorador irlandés que lideró como nadie a un grupo de aventureros y temerarios buscavidas hacia el Polo Sur. Juntos iniciaron una interminable caminata de más de 3.000 kilómetros con el objetivo de cartografiar el mayor terreno de extensión conocido en la historia hasta el momento. A principios de siglo, cuando los medios técnicos eran muy rudimentarios y el increíble ojo de GoogleMaps no era digno de concebirse por la mente humana, este grupo de exploradores se embarcó en el velero “Resistencia” desde Inglaterra, con la esperanza de “honor y reconocimiento en caso de éxito”. Cuestiones narrativas y logísticas aparte, la clave que hizo de la hazaña de Shackleton uno de los primeros casos de estudio universales en cuanto a liderazgo se trata, fue la labor de uno de los tripulantes que documentó con fotografías y en varios diarios muy detallados, las increíbles cualidades y estrategias de liderazgo de un hombre que lideró la cruzada del último de los rincones inhabitados sobre la Tierra.

Un mismo verbo vestido con distintos sustantivos

Muchas han sido las interpretaciones teóricas de la odisea Shackleton, los principales estudiosos resaltaron su habilidad para mantener la motivación constante de todos los miembros de su equipo, la increíble agudeza para conocer a fondo hasta el más mínimo detalle de las cualidades de sus compañeros y la astucia con la que era capaz de obtener lo mejor de cada persona, poniéndolo al servicio de un objetivo común al tiempo que impulsaba el crecimiento individual. La sintonía emocional de Shackelton con sus colaboradores en condiciones muy adversas, junto a la habilidad de lograr aunar las metas personales, vitales y profesionales con un proyecto grupal más grande que el conjunto de sus miembros, han sembrado hojas de elogios y recetas de liderazgo. Sin embargo, aunque mucha de la esencia del concepto se mantiene latente en la experiencia de esta primera proeza humana, muchos otros detalles han venido a sumarse para enseñarnos a liderar en el siglo XXI.

Liderar es una palabra policromática. Un ancho espectro de modelos que son sencillos en el papel pero complicados en la acción. Liderar es seducir pero guiar, asombrar pero asesorar, asombrar y acompañar, compartir pero dirigir, guiar y mandar, delegar pero evaluar, soñar para convencer, sensibilizar y alumbrar. En la experiencia de toda institución educativa hemos aprendido que cualquier propuesta no liderada es una propuesta estéril. Sin embargo, lo que creíamos que era ser líder en años pasados, parece no funcionar en el presente. Alumbramos retazos de la experienca de Schackleton al mismo tiempo que Lady Gaga o Ferrán Adriá movilizan y lideran a miles de personas desde mundos tan alejados del organizacional como el de la música y los fuegos de un restaurante. Ella es líder dadaísta, él es líder gastronómico; ambos guían mente, sabor y corazón y son capaces, una de convocar a cientos de jóvenes a bailar sus canciones de forma espontánea y natural en un torbellino de participación, el otro a hacernos esperar años para poder tener mesa en su restaurante. ¿Cuál es el #liderazgoeducativo que queremos? y ¿qué podemos aprender de la esencia romántica de años de historia y teorías en conjunción a la irreverencia 2.0 del presente? Creo que es el momento de hablar de motores, no de motores de cambio, sino de motores a secas.

El cambio que vino del líder

En 1886, mientras Shackelton se graduaba en cartografía y uso del compás, los alemanes Daimler y Benz, en la región de Stuttgart, crearon el primer coche de la historia. Este prototipo contaba con tan solo tres ruedas y una única marcha, alcanzaba una velocidad máxima de 17 km/h y tenía una potencia de 0,9 caballos, una fiera de los pedregales a principios de siglo. Además, su motor funcionaba con gasolina, pero en aquella época se vendía únicamente en farmacias. Viendo el potencial de aquella veloz belleza, el austriaco Emil Jellinek ofreció un jugoso contrato de exportación del producto para Hungría y Austria permitiéndose una pequeña diligencia, quiso nombrar a aquel primerizo automóvil Mercedes, un guiño a su hija. Más de 125 años después y miles de acciones, compras, ventas y crecimiento, Mercedes Benz sigue liderando el mercado automovilístico y nunca mejor dicho, es motor del cambio.

A mediados del siglo XX, los Mercedes Benz eran los mejores coches del mercado. Su diseño estaba basado en cuatro principios que hacían del automóvil un artículo de selección: el motor rugiendo, sinónimo de potencia; el interior de cuero, sinónimo de lujo y confort; las cinco puertas, sinónimo de espacio y poder, y los símbolos de marca y acabados en ruedas e insignias sobre el capó, sinónimos de distinción. Era el coche león: agresivo, potente, de rápida aceleración y feroz. A principios del siglo XXI, Mercedes Benz sigue liderando el mercado del automóvil, sin embargo, todo lo que consideraba que debía ser el motor del cambio se ha transformado. Hace unas semanas se presentó el Mercedes Benz A-qualizer: el motor silencioso, sinónimo de ecología y ahorro; el interior con una tableta como pantalla de mandos y enlace directo a tu “smartphone”, sinónimo de comunicación y conexión; tres puertas y compacto, sinónimo de comodidad y entereza, y los símbolos de marca y acabados finos y afilados pero no distinguidos, sinónimos de elegancia y naturalidad combinadas. Se trata del coche águila: silencioso, planeador, comunicado en la altura que le proporciona una visión global del mundo gracias a la conexión de la tableta y natural, de porte digno pero sencillo, que no simple.

La experiencia de transformación del sector automovilístico no es única, los principales sectores y productores de riqueza han cambiado y los países que no sepan como transformarlos seguirán en la espiral de la crisis. La muerte de Stevie Jobs lo catapultó a la metáfora del revolucionario Henry Ford del siglo XXI. Se transforma la industria del cine, de la música, el concepto mismo de cultura, se transforman las bibliotecas y los sistemas de salud, las funciones y servicios de los carteros y las escuelas, también nuestras escuelas.

El secreto de Mercedes Benz ha sido saber liderar siendo motores del cambio, han reformulado por completo el concepto de automóvil y no han temblado en decirle al mundo que el mejor coche hoy, es un coche muy diferente al coche del siglo pasado, no han cambiado los verbos: seducir, asombrar, guiar, liderar... han cambiado los sustantivos: seducir no por la insignia, sino por la líneas afiladas; asombrar no por el rugido, sino por el motor silencioso y económico con pretensiones de ecologista. El #liderazgoeducativo de nuestras escuelas bebe de los mismos principios, el modelo y el concepto propio que definen, lo que se entiende que ocurre y configura la escuela, se ha transformado y solo sabiendo liderar como motores del cambio, seguiremos siendo escuelas católicas, con los mismos verbos conjugados en clave de pastoral, de solidaridad, de innovación, de guía, de valores, de acompañamiento, pero sabiendo cambiar los sustantivos.

¿Cómo son las llaves del #liderazgoeducativo, motor del cambio?

#liderazgoenpastoral: nuestras escuelas son escuelas en la medida en que son escuelas católicas, somos las mejores escuelas como herramienta del Evangelio y no se entiende ser escuela católica sin ofrecer una cosmovisión distinta del proyecto vital de cada alumno. Por eso queremos ser líderes, porque existe un mensaje único que revelar.

#liderazgopropio: todas y cada una de nuestras escuelas han surgido de un carisma propio que les da sentido y es esencia de su existencia. Cada fundador creó una escuela como herramienta de innovación para ofrecer una respuesta a una necesidad latente en el momento de su aparición. Revisionar nuestro carisma en el siglo XXI es el primer motor del cambio.

#liderazgotransformador: la escuela es la primera institución que recibe al ser humano y junto a la familia, son los agentes principales de socialización. Pero nuestras escuelas son, sobre todo, escuelas transformadoras de la realidad, leemos el contexto educando a las futuras generaciones con la esperanza de escribir un presente distinto y un futuro más justo.

#liderazgoinclusivo: en línea con la transformación y nuestro carácter propio la escuela católica es una escuela universal con un sitio para todos pero sobre todo, para aquellos que más lo necesitan ya que acoger y educar a quien se le cierran otras muchas puertas es lo que distingue la principal innovación y sentido de nuestro liderazgo.

#liderazgoparticipativo: solo la participación garantiza la comprensión del proyecto educativo. Liderar hoy implica hacer partícipes a nuestros claustros y comunidades educativas del proyecto de nuestro carisma en el siglo XXI. Las principales herramientas para seguir este camino no son la reflexión, la lectura y la lección magistral, son la emoción, la acción, el diálogo y la participación dinámica que genera pertenencia activa en el proyecto. Hoy el #liderazgoeducativo es, sobretodo, un #liderazgoemocional.

#liderazgocompartido: ninguna institución es mejor que la suma de sus equipos. Un proyecto educativo es tan eficaz como el equipo que lo implementa. Liderar es guiar y delegar responsabilidades ya que solo aquellos profesores implicados en una tarea estarán construyendo su experiencia vital de pertenencia al proyecto. Conjugar la autonomía junto a la participación coordinada son las bases de un centro más inteligente que la suma de los equipos que lo componen.

#liderazgo2.0: en el paradigma de la sociedad de la información, institucionalmente, solo la comunicación garantiza la existencia. Me comunico, luego existo. Las escuelas son entidades abiertas al mundo, conectadas a las redes sociales y asentadas en una cultura de la colaboración ya que el conocimiento solo crece en la medida en que se comparte tanto en el propio centro como en la conexión con el resto del mundo. Somos centros “glocales”.

#liderazgopedagógico: sólo la innovación pedagógica será sinónimo de calidad educativa, la estandarización de los procesos que se ejecutan de forma automática y eficaz debe dejarnos espacios cognitivos para la creatividad. El futuro de la escuela católica pasa por ser la mejor escuela, una escuela innovadora y creativa en sus métodos pedagógicos que existe para hacer en el presente lo que nadie se ha atrevido a poner en práctica hasta el momento. Hoy el #liderazgoeducativo es, sobretodo, un #liderazgodocente.

“Se buscan hombres y mujeres para un viaje emocionante. Sueldo bajo. Mucho niño. No se asegura retorno con vida. Con o sin éxito, su proyecto vital de ilusión y crecimiento transcendente están garantizados”. Le concedo una pausa de 30 segundos para formular una respuesta antes de continuar la lectura: ¿está interesado? Un simple “sí” o “no” son suficientes. Piénselo bien porque de este breve pero impactante anuncio, nacerán las principales teorías modernas del #liderazgoeducativo como motor del cambio en el siglo XXI.

@alfredohernando